DULCE y AMARGO... Reinventarse en ambos.

lunes, 27 de noviembre de 2006

Toda historia tiene un incio.

Recuerdo que entraba la luz del sol de las primeras horas de la tarde.
Como me gustaban esas ventanas de madera, redondeadas en el borde superior y con cortes de finos listoncitos de madera...

Se respiraba un aire un poco tenso, tal vez porque no me quedaban más segundos para repasar mi discurso, ni el tono de voz que debería impostar en ese mismo momento, en el que creo que todo cambió... para siempre.

Me acomodé en ese sillón mullido y profundo, casi como protegiéndome pero sabía que tenía un aliado entre mi público de esa tarde, lo que me daba una suerte de cierto valor cómplice.
Comencé con una voz quebrada pero muy pausada, a relatar que ya no estaría sola en esa casa; que la amiga a quienes todos tanto conocían, vendría a vivir conmigo…

Con mayor autoridad luego, comencé a contar como me sentía, sobre mis dudas, miedos, cuestionamientos (a esa altura nadie se espantaba, pues es una práctica muy habitual al interior de mi familia, que en gran parte además se compone de un matriarcado muy de piel... gracias a Dios!) relataba ya suelta de cuerpo, sobre lo duro que se me ponía a veces mi cotidiano y de pronto, no sé como, salió de mi una voz que no era mía, diciendo que ya no quería seguir ocultando… quién era, las cosas que me gustaban, las cosas que me hacia reír o llorar.

“amo a esta mujer más que a mi propia vida! No puedo continuar negándole el espacio que corresponde, solo porque ustedes no sepan que mi vida la formaré al lado de una mujer, no de un hombre.
He respetado todas vuestras crianzas, todas vuestras leyes, la intimidad de este núcleo maravilloso que me ha cuidado, amado y tal. Sobre todo lo que tú (mamá) me has enseñado y entregado, que respeto casi como a ti misma, pues sin ti, nada de lo que hoy soy, sería… pero no puedo a mis 28, seguir cargando una cruz que no es tal.
No les pido aprobación ni respaldo, solo les pido “respeto” y si ustedes quieren también, silencio a partir de hoy.

… no alcancé a terminar esa frase, cuando mi madre ya cerraba tras de sí, la puerta del baño.
Me levanté y sentí como si tuviera un peso de cemento fundido a cada extremidad, me dirigí al baño y entre los presentes, mi cómplice rozó mi mano, lo que me enfundó mayor valor, pero también me hizo quebrar, derramando las primeras lágrimas de la tarde.
Todos querían abrazarme, pero ahora sólo pensaba en mi madre… se agolparon mis recuerdos de infancia, los juegos de niña que ella inventaba para mi, las tareas y las fiestas de colegio, las conversaciones adolescentes, las tantas actividades auspiciadas y apoyadas por ella, la negación ante lo inevitable, las discusiones, las mentiras, los dolores…

- Mamá, vengo hace mucho preparando este momento, al menos mírame!
- Estoy bien, estoy bien, estoy bien
… no sé cuántas veces lo habrá repetido…

Cuando ya todos se fueron y sólo mi madre en el baño y mi cómplice en el living quedaban, la puerta del baño se abrió.
Me abrazo, jamás pronunció palabra. Sentí su perfume que desde niña me acompañaba y continuó pegada a mi como tratando de aferrarse a no se qué.
Mi cómplice, que ha sido quien ha dado forma también a mi vida, habló suavemente. Habló de nuestras vidas, de nuestras esperanzas, de nuestros miedos. Sus palabras eran melodías sanadoras aquella tarde y su unción verbal, fue vital para marcar una nueva forma de vivir las cosas… en familia.

Después de ese domingo, ya nada fue igual.
Vinieron episodios complicados, duros, tensos, de rabia, de gritos, de culpas… pero también de cambios… aceptación, respeto, comunicación, convivencia. Todo con el tiempo, logró un equilibrio diría, casi perfecto.

Después de ese domingo, me constituí como mujer integra. Planté en tierra firme y fecunda mi identidad.

Después de ese domingo, comencé a escribir otra historia; la que me llama por mi nombre y apellido.
Reinventado por Bitter & Sweet a las 19:21

11 Comments:

Eres valiente, hay much@s que prefieren callar por miedo. En mi caso, también fuí sincera con mi familia, aunque claro, la reacción fué muy diferente.
Un abrazo enorme.

1:58 a. m., noviembre 28, 2006  

Que lindo es leerlo. Recordaba toda la historia, con detalles, pero qué distinto resulta leerla. Es como si las palabras estuvieran impregnadas aún del sentir de aquel momento al que se sumó la importancia de lo que se tejía a contar de ahí: una historia... SU historia.
La espero amiga. Un abrazo...

ATh.

2:49 a. m., noviembre 28, 2006  

Simplemente conmovida por su historia. Algo importante en la vida, es la aceptación, comprensión y contención por parte de los que queremos...con eso la vida por difícil que resulte, algo de bálsamo tiene.

Un abrazo

12:33 p. m., noviembre 28, 2006  

????????????
pero si postee ayer! :-O

podriamos hacer una reunion con las ninias! siempre y cuando estes por estas tierras...

cuidate mucho
nos vemos

cero

9:38 p. m., noviembre 28, 2006  

Me he quedado sin palabras. Llegando al final creía que solo habia leido 4 líneas. Me quedé con gusto a poco. Me parecio corto el relato. Eso quiere decir que provocaste algo importante en mi con tu escrito!

Bien! Sin conocerte, siento que sacaste algo realmente importante para tí. Pero cómo no ser importante el día que haces pública tu vida a tus seres queridos....

Me quedo esperando al siguiente post.

Saludos!

9:44 p. m., noviembre 28, 2006  

Me da gusto leerlo... me da gusto saber que hay realidad, compromiso, lealtad con los valores y principios, propios, no propios pero adheridos y sanguíneos, que logran hacer una ecuación equilibrada...
Me alegra descubrir que más allá de la terapia que depone escribirlo tengas una fijación con el prójimo lector... logrando hacer que lo que hoy leo, forme parte del repertorio de mi memoria emotiva...

Me llena el espíritu saber que se puede... ¿qué se debe?... medito... a veces la realidad no es igual para todos...

Acerca de tu pregunta si existe la confabulación... hoy de seguro muero por confabularme con un café, que ha sido renovado día a día, perfeccionado en su receta, quizá más bien rectificado... hoy sin dudas esta con la espuma justa, el sabor que yo llamo "tildático" y el calor preciso... para iniciar una buena conversación...

Un beso y mil más...

12:24 a. m., noviembre 29, 2006  

Me ha gustado muchísimo como escribiste este relato.
Tu post estaría lindo publicarlo en Memorias Lesbianas, de Cultura Lesbiana. Deberías enviarlo para que lo lean. Es un claro testimonio de dignidad y respeto frente a nuestra identidad. El link de CL está en mi blog, por sí querés enviarlo al grupo que edita la página.
Saludos.

6:56 a. m., noviembre 29, 2006  

Que fecunde tu identidad nomas, te felicito por la valentia, no te preocupes por el dolor. Vivir duele y crecer mucho mas, solo para locos

9:04 a. m., noviembre 29, 2006  

eeeeehhh!!

mi blog esta en un agujero negro de la red.... algunas veces los binarios dejan entrar a algun 2 y queda la escoba. So el post tiene una fecha nada que ver pq por mi no pasa el tiempo...cerquita de los treinta hay ke emprezar a perder años...jajaja!

un beso

cero

12:57 p. m., noviembre 29, 2006  

EXCELENTE, haz dado un gran paso, no sera facil pero ya comenzaste un hermoso camino con verdad, a las madres les cuesta, pero cuando vea que eres feliz con tu compañera de caminar, cuando logres compartir sus miedos, y le expliques bien las cosas de a poco ira cambiando solo dale tiempo. Te felicito fuerza a las 2. Saludos y un gran abrazo.

1:41 p. m., noviembre 29, 2006  

Creo que una confesión de ese tipo merece principalmente respeto por parte de los seres queridos.
Mas allá de si comparten o no.
Muy valiente de hacerlo con tanto público.
En mi caso, fue con cada uno de mis afectos, uno a uno, buscando el mejor momento para compartir con ellos, otra mis sentimientos respecto a otra forma de amar, con la cual me siento identificada.

8:25 p. m., noviembre 29, 2006  

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