DULCE y AMARGO... Reinventarse en ambos.

Hay dos cosas infinitas:

• El Universo,
  
• La estupidez humana.

El matriarcado que de niña me rodeó y me vio crecer, me enseñó en gran medida las formas que tengo de moverme hoy en la vida.
Con ellas, me acerqué de frente a la inteligencia emocional que llaman hoy, pero que en ese momento era simplemente poner encima de la mesa, sin vergüenza, quien se era, con los sentimientos a viva ebullición.

Definitivamente son las mujeres de mi vida, quienes han hecho mi existir la mejor cosa que he conocido hasta ahora.

• La que ofreció su vida y su vientre como promesa para poder cuidarme; para que me quedara entre sus brazos y así acunarme. La que me enseñó a pensar, a declarar, a tener fe, a celebrar. Transparente, amante, alegre, fiel. Mi fuente de vida. La que ama con amor perfecto.
• Una sabia mujer que su enseñanza ha traspasado cada pedazo de mi ser y que nunca me ha abandonado, ni hasta en los rincones mas lejanos y oscuros que me ha tocado vivir. La que me aceptó primero, la que me respaldó y me amó por como y quien soy.
• Las mujeres que me enseñaban historia y filosofía, que intentando tocar mi corazón, en realidad me mostraron la vida desde los orígenes.
• La niña de mis Ojos. La primera que robó mi alma y mi respiración. Me enseñó a mirar la vida desde las vísceras. Me enseñó a respirar y a caminar con los sentidos en las manos. Con su delicada caricia, tras un arduo trabajo, me mostró mi verdadera esencia, que reconoce solo con verme respirar.
• Contrabando XX es mi hermana. Mi cómplice de locuras, de lunas llenas, de gafas, de pruebas de estadística, de fugas a la playa en plena jornada académica. Fue la que me enseñó a escribir mis sueños, a disfrutar el placer de una fogata, la que me enseñó a pintar mis ideas y ser orgullosa de ellas.
• La del Sur, que fue con quien pensé construir hogar. La que me dio motivos para creer en dos, en proyecto, en familia. Pese a que no lo hicimos porque entendimos que nuestras vidas tenían otros caminos, nunca estaremos lejos y siempre compartiremos querernos bien.
• La mexicana que conquistó mi cabeza, con quien hablar se vuelve el más rico de los placeres y experiencias. Me enseñó a escuchar la llovizna del silencio, la que me muestra cada día como se vive de las cosas más simples de la vida.
• Athe, Patchwork y Ojitos Miel, mujeres que me han enseñado a ser mujer a todas mis anchas. Son referente, apoyo, mano cálida, contención. Las que están de manera simple, pero contundente y que son mi bendición de reinvención primera.
• La que pinta la realidad de su espíritu. Quien me enseña a vivir despojándome permanentemente, quien me contagia de risa, quien me acompaña para no sentirme tan lejos de casa... aun cuando lo estoy.

Las de risas, las de llantos, de fugas, de gritos, de cantos, de escondidas, de secretos, de fiestas de madrugada, de compartir casa, de viajes desconocidos, de eternas conversaciones por teléfono o por chat, las de las cartas. las mujeres del trabajo en equipo, las de juegos de verano, las de idas a la playa, de paseos a la cordillera. Las mujeres de besos furtivos, de entrega de piel, de seducción, las que me ofrecen su sentir en manos llenas de vida, las mujeres que me acompañan en silencio, las que siempre se pasan a leerme, las que me aconsejan, las que no están de acuerdo conmigo, las que me odian, las que creen en mi, las que me soportan, las que aman... Las mujeres de ayer, las de hoy y las de mañana.

Hay tantas escenas y tantas mujeres especiales, podría estar todo un día mencionándolas, pero aquí tengo la muestra que me representa, ya que son mujeres que me acompañarán hasta siempre.